lunes, 20 de diciembre de 2010

Las pequeñas cosas que me importan

Hoy se ha terminado mi contrato de trabajo. Volveré en enero. Ha sido una campaña corta, pero me ha dado muchas cosas, no solo algo de dinero.
Cuando haces bien un trabajo y te lo valoran, cuando te sientes integrada en un grupo, cuando tu jefa te da un beso y te abraza, te sientes feliz. La autoestima sube enteros, el alma se ensancha y la sonrisa que faltaba en tu vida vuelve. ha sido una buena experiencia y me alegra haber entrado en una empresa humana, donde no eres un número. Aunque el trabajo sea discontíuno no importa, sé que volveré y por eso no estoy triste.
Pero en este trabajo me ha pasado otra cosa, algo pequeño, sin sentido, sin explicación. Tengo, bueno tenía, un compañero con el que he tratado muy poco, algún cigarrito en la terraza, un par de bromas y poco más. El otro día me dijo que le gustaba mi forma de ser y yo no supe que decir, pero creo que engordé tres o cuatro kilos (de satisfacción solo, eh). Hoy cuando me he despedio de él, me ha dado un abrazo tan profundo, tan real, tan auténtico que me he estremecido como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Y no, no es nada de lo que estais pensando. Es otra cosa, es algo especial, algo que no tiene nombre. Es una cosa pequeña, sin sentido, sin nada de nada.
Jose, me alegro mucho de haberte conocido, aunque prácticamente no te conozco, pero me has hecho feliz.